El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que declarará a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas extranjeras en cuanto vuelva a la Casa Blanca el próximo 20 de enero. Sí, al parecer planea empezar su mandato como si estuviera protagonizando una película de Tom Clancy.
“Todos los miembros de pandillas extranjeras serán expulsados y designaré inmediatamente a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. Lo haré de inmediato”, afirmó Trump durante un foro de la organización ultraconservadora Turning Point en Phoenix, Arizona. Como quien dice: si lo dice con suficiente convicción, ¡ya es política pública!
El republicano, quien gobernó el país entre 2017 y 2021, no perdió tiempo en culpar a otros países de exportar a sus “narcotraficantes” hacia territorio estadounidense. Según Trump, “toda esta red criminal que opera en suelo estadounidense será desmantelada, deportada y destruida”. Por lo visto, también planea desactivar las drogas como si fueran bombas.
¿Colorado o un guion de Netflix?
Trump respaldó sus declaraciones mencionando el caso de Aurora, una ciudad de Colorado donde, según él, operan miembros del Tren de Aragua, una banda criminal de origen venezolano. Claro, porque siempre es útil darle un toque internacional a la narrativa.
Mientras tanto, el ala más dura del Partido Republicano sigue pidiendo que se consideren a los narcotraficantes como terroristas y que se intervenga militarmente en territorio mexicano. Esta propuesta, sin embargo, choca frontalmente con el Gobierno de México, que insiste en que la soberanía no se negocia (aunque, entre nosotros, esa “línea roja” parece más un rayón débil en la arena).
México, ¿socio o villano?
Durante su discurso, Trump describió a Claudia Sheinbaum, presidenta de México, como una “mujer encantadora”. Sí, “encantadora” fue su palabra exacta. Pero, acto seguido, insistió en que México debe frenar el tráfico de drogas en la frontera. Parece que, en la mente de Trump, un cumplido y una amenaza diplomática van siempre de la mano.
“Fui muy duro con México. Hablé con la nueva presidenta, una mujer encantadora y maravillosa, la presidenta Sheinbaum, pero le dije: ‘No pueden hacerle esto a nuestro país’”, aseguró Trump. Porque nada dice “encantador” como amenazar con aranceles del 25% si no se resuelve el problema del narcotráfico y la migración.
Cruzada contra el fentanilo (y de paso contra la lógica)
Trump aprovechó para recordar que miles de personas mueren cada año en Estados Unidos por sobredosis de drogas, especialmente por fentanilo. Subrayó: “He informado a México que esto no puede continuar”. Aunque, como de costumbre, evitó mencionar que la demanda de drogas en su país es parte clave del problema.
“Las familias están siendo destruidas y vamos a detenerlo. No vamos a permitir que eso suceda”, declaró, mientras prometía lanzar grandes campañas publicitarias para alertar a los ciudadanos sobre los peligros del consumo de drogas. Esperemos que esas campañas sean más efectivas que sus tuits.
Por su parte, México sigue insistiendo en que Estados Unidos debería abordar la demanda interna de drogas como un problema de salud pública, en lugar de culpar únicamente al tráfico en la frontera. Pero, claro, eso no suena tan épico como declararle la guerra al narcotráfico.